La Historia de Ariadne y Carla Wolf

¿Que pasa cuando estas en una familia que no te acepta?
¿Que pasa cuando estas en un colegio que tampoco lo hace y te dicen fenómeno?

Bueno, uno empieza a desarrollar habilidades, habilidades que nadie más tiene. Esto es lo que le ocurrió a Carla, desafortunadamente ella es el fruto de una violación, su madre no lo aceptaba y apenas nació la dejó en el hospital y se fue.

Carla tiene los ojos blancos porque nació ciega, pero con todas las cosas que le han pasado ella aprendió unas habilidades que nadie más tiene, al más puro estilo de la Dra. Jean Grey de X-men ella movía las cosas con su mente, pero en su condición ella no se daba cuenta, era como un campo de fuerza que la rodeaba y alejaba todo lo que estaba a su paso: sillas, mesas, piedras, incluso a la gente cerca de ella la repelía. Carla estuvo viviendo en un orfanato cuando adquirió tales habilidades e iba al colegio como cualquier persona normal pero todos los niños la discriminaban e insultaban por lo que podía hacer, todos, menos uno, Bastian, era el único que no le decía nada por su condición, y menos por sus poderes, es más, no le decía ni media palabra y Carla no entendía porque.

Un día llego al orfanato una señora, de no más de 30 años, con Bastian y pidió hablar con la rectora Ágata, ella los atendió muy bien y con una sonrisa en la cara, pero eso cambió cuando la señora pidió ver a Carla, ella supo la existencia de la niña por medio de Bastian, Ágata quedó estupefacta con que alguna persona se interesara en ver a esa fenómeno invidente, pero tuvo que cumplir con lo que le pedían, así que llamó a Carla y la señora pidió que la dejaran a solas con Carla y Bastian, la rectora accedió y los dejó hablar en su oficina. La señora empezó a hablar dirigiéndose a Carla.
-Hola Carla, ¿cómo estás?-
-Bien señora-
-Me llamo Ariadne, creo que conoces a este pequeño con quien vengo, se llama Bastian y va en tu misma escuela-
-Si lo conozco, pero el nunca habla y no entiendo porque, me gustaría saber-
-Bueno, antes de saber porque él no habla, debes saber otra cosa, debes saber que me gustan los poderes que tienes, aquellas personas con esos poderes son llamados “Mutantes” pero creo que tu eres diferente a…-
Todo esto lo estaba escuchando la rectora cuando de improviso entra y empieza a preguntar:
-¿Cómo le pueden gustar las cosas que hace esta niña? no ha visto todos los problemas que ocasiona, mire- y ordena a Carla que camine escuchando su voz, mientras lo hace todo lo que está a su alrededor sale volando, pero el sofá donde están sentados Ariadne y Bastian no se mueve, algo muy curioso, se queda ahí como si estuviera clavado al piso. Por fin Ágata detiene a la niña y Ariadne se levanta y le dice a la rectora:
-No veo lo malo, pero si veo el desastre que dejó aquí pero como todas las cosas, se puede arreglar, también me di cuenta de que ella sólo puede repeler algunos objetos, no todos; si usted no lo notó ni a Bastian ni a mí nos mandó a volar,  aquella comida tampoco, eso quiere decir que no repele aquello que inconscientemente necesita, como la comida, los cuadernos, sus útiles, solo hay que enseñarle a manejar sus dones-
-¡¡¿Enseñarle?!! Quien va a querer enseñarle a esta niña a controlar tal “don” que nadie conoce, además, no ha visto la otra cosa que hace, puede controlar un computador, vea esto-
Ágata lleva a Carla al computador que está en su oficina, y curiosamente, como el sofá, éste no sale volando, algo lo retiene ahí también. Cuando Ariadne ve a Carla jugando un juego de cartas en el computador, ve que no sujeta el mouse y solo mueve los ojos, como si viera las cartas, con los ojos controla la pequeña flechita y hace todo, igual que si ocupara las manos y pudiera ver, y ve que también Carla hace que funcionen los electrodomésticos de la casa. En este punto Ariadne se da cuenta de que los poderes de Carla no son innatos, es decir, ella no heredó los poderes de sus padres, sino que los aprendió en el transcurso de los años, con este descubrimiento acerca de la procedencia de los poderes de Carla, Ariadne decide adoptarla, al igual que como lo hizo con Bastian. La decisión se la comunica a la rectora y la razón que le da es que ella quería una “hermana” para su “hijo” Bastian, pero la verdad es que ella quería enseñarle a controlar sus poderes. La rectora aceptó y Ariadne se llevó a Carla.

Ahora en la casa de Ariadne, pequeña y apartada de la cuidad, rodeada por la naturaleza, las, ahora tres personas comenzaron a hablar:
-Muy bien niños ya llegamos, ahora vayamos al comedor para poder explicarle algo a Carla-
-¿Qué quiere explicarme Ariadne?
-Lo que no pude allá en el orfanato porque la rectora se metió, y muchas otras cosas más-
Llegaron al comedor y cada uno se sentó en una silla y al medio estaba Ariadne
-Carla, ahora me voy a presentar ante ti como quien realmente soy, me llamo Ariadne Wolf, tengo 350 años, y como tú, soy una mutante, mis habilidades las heredé de mis padres, puedo transformarme en un lobo o un zorro, dependiendo de la ocasión, también puedo ver las verdaderas identidades de las personas, en otras palabras, el aura de todo ser humano. Ahora que sabes quien soy, voy a dejar a Bastian para que se presente ante ti-
En la casa se escuchaba un silencio enorme y abrumador cuando Carla empezó a escuchar una voz dentro de ella, era Bastian, pero él no estaba moviendo la boca, esta era la verdad de Bastian:
-Bueno Carla, ya sabes como me llamo, ahora te digo la verdad, yo soy mudo, pero al igual que tu, aprendí algunas habilidades que ya controlo, nosotros somos iguales, ambos tenemos una discapacidad, ambos tenemos habilidades que aprendimos con el tiempo, yo estoy aquí para cuidarte, yo tengo 36 años, pero mi apariencia es la de un niño de tu edad, eso es por mis habilidades, la primera es esta, la de hablarle a la gente, pero en su interior, nadie más escucha lo que te estoy diciendo, a menos que esa sea mi voluntad; también movía los objetos como tu, los mandaba a volar, pero ya aprendí a controlar eso, el sofá y el computador no se movieron porque ya los mantenía quietos; como Ariadne, puedo cambiar, no transformándome en un animal, sino que cambiando mi apariencia física para poder ser un niño o un adulto, como se me venga en gana. Eso era todo lo que tenía que decirte, ahora Ariadne va a explicarte algunas cosas que yo no puedo-
Carla escuchó atentamente las dos presentaciones, no dijo palabra alguna que interrumpiera alguna explicación, aquí Ariadne empieza a explicarle todo acerca de sus poderes:
-¿Sabes algo acerca de tu madre o de tu padre, Carla?
-No Ariadne, no se nada de ellos, solo se que desde que tengo memoria y uso de razón he estado con la señora Ágata viviendo en el orfanato-
-Si me dejaras, podría hacer algo para saber de tu pasado, te prometo que no te haré daño, pero antes debes quitar esa especie de escudo que te rodea, si no, podríamos salir ambas lastimadas-
-Nunca he intentado hacer que disminuya o desaparecer este escudo, ¿Cómo lo hago?-
-Para empezar debes relajarte y confiar mucho en mí, debes dejar que Bastian y yo entremos en tu mente, para saber que te impulsó a crear esto que te rodea, y con ese mismo impulso hacer que disminuya, pero eso no lo haremos ahora, quizás dentro de unos meses, tu y nosotros tenemos que prepararnos-
-Bueno, esperaré, pero quiero que me aseguren algo, que me van a quitar este campo y voy a poder recuperar la vista-
-Lo siento Carla- dijo Ariadne -Pero no es posible devolverte algo que no perdiste en el transcurso de tu vida y que al contrario, naciste con tal discapacidad, lo único que podríamos hacer por ti es ayudarte a desarrollar la capacidad de que con tu mente veas los objetos alrededor tuyo y con ello puedas esquivarlos y no mandarlos a volar-
-Está bien… he de aceptar mi condición y voy a hacer todo lo posible para aprender a ver sin mis ojos-


Ya habían pasado cuatro meses cuando Ariadne llamó a ambos chicos al comedor en el que habían conversado el primer día de Carla en la casa de la mujer.

-Muy bien- dijo Ariadne- Carla, como sabes ya han pasado cuatro meses y ya preparé a Bastian para que me ayude a ayudarte. Ahora quiero que te relajes para que Bastian y yo podamos entrar en tu mente-

Así lo hizo Carla, se relajo y puso su mente en blanco rápidamente, lo que permitió que Ariadne pudiera encontrar su pasado… lo primero que encontró fue una imagen, no una imaginada sino que era una imagen vista… eso quiere decir que Carla nació pudiendo ver pero hubo algo que unos minutos después de nacer hiciera que perdiera la vista, (entonces Ariadne podía hacer algo para que Carla  recuperase la vista). Ariadne pudo ver a la madre de Carla diciéndole a la matrona que quería tener un momento más a su hija, que la dejara sola por favor y en cuanto la matrona se fue, la mujer rasga los ojos de la bebe, (lo que le provocó la ceguera), vio a la mujer que se iba del hospital mientras la bebe lloraba con los ojos ensangrentados, la mujer se subió a un auto, se fue a una especie de refugio donde permaneció allí cerca de 5 años hasta que murió, le dio un ataque de esquizofrenia los últimos días de su vida por la imagen repetida de la pequeña bebe sangrando, y para detener esas apariciones se cortó la arteria carótida y las venas de la muñeca.

Hasta aquí podía llegar Ariadne, ahora era tiempo de que Bastian entrara como un recuerdo de Carla en sus vivencias con más o menos unos 16 años, él vio a una pequeña niña, de no más de 4 años que no tenía aquel “campo de fuerza” alrededor de ella y que solo se sentaba a escuchar los sonidos del patio del orfanato, pero aquella tranquilidad se rompió cuando unos niños mayores que ella, 5 en total, le empezaron a tirar piedras, ramas y todo lo que encontraran en el suelo, además de lanzarle insultos y discriminaciones, en ese momento Carla se voltea, grita y hace que los 5 niños mueran y que sus cuerpos se desintegren por la onda expansiva de su grito, desde ahí se formó ese campo para evitar que se repitiera ese suceso…cuando Bastian vio esto volvió en el tiempo de aquel recuerdo y antes de que los chicos empezaran la apedreada, él se pone al lado de Carla y la abraza como si fuera su hermano mayor e impide que las piedras lleguen a su cuerpo desviándolas de su curso con sus poderes.
Mientras pasaba esto en la mente de Carla, Ariadne veía desde fuera como se desvanecía su “campo de fuerza” casi por completo pero en un momento reapareció con más fuerza y ella no entendió porqué; lo que había pasado es que después de eso, hubo como un viaje en el tiempo, al futuro, unos tres años, donde ocurrió otro caso, esta vez también era en el orfanato, pero Ágata fue la autora de este nuevo atentado, ella le había ordenado hacer una acción, que por su condición le era imposible realizar, pero aun así hizo lo mejor posible su tarea, y cuando la realizaba, escuchaba los insultos lanzados tanto por los niños allí presentes como de la misma rectora y luego de eso, a Carla no le dieron de comer por unos dos días, solo le daban un vaso de agua de vez en cuando.
La pequeña se pudo alimentar porque una niña sorda, que también era parte del orfanato le llevaba comida, aunque no era mucha, solo lo que alcanzaba, puesto que ella era una de la más bajita del grupo. Nuevamente Bastian retrocedió en el tiempo del recuerdo e impidió que Carla escuchara los insultos y él le llevaba comida… trató de hacer como si nada hubiera pasado, lo que hizo que el escudo que la rodeaba desapareciera completamente, Ariadne le dijo que ya estaba todo bien, que saliera de la mente de Carla, él obedeció y dejó a la niña en el trance, para que el volver no fuese tan fuerte y traumante.
Carla despertó al otro día a las diez de la mañana y sintió que alguien se acercaba y se asustó, creyendo que si era Ariadne le pudiera hacer daño, pero por el contrario, no le hizo nada y cuando Ariadne puso su mano en su hombro Carla empezó a llorar de felicidad por ya no tener ese campo, Ariadne no había mentido y la ayudó, ahora se sentía en deuda con ella.
Ariadne entró al cuarto de Carla con un contundente desayuno para contarle lo que había pasado y como habían logrado eliminar el campo de fuerza que la rodeaba. Primero le contó eso y para el final le contaría lo que ella había visto cuando vio algo de su madre. Carla escuchaba atentamente los hechos ocurridos y en este punto Ariadne le dice:
-Carla, ahora lo que te voy a contar es lo que vi cuando estuve en tus recuerdos y quiero que no te descompenses, porque puedes hacer que aparezca el campo de fuerza otra vez. Vi una imagen, una imagen vista y vi a tu madre, ella fue la que te provocó esa ceguera y te dejó en el hospital, donde después de unos meses te llevaron al orfanato, ahí fue cuando Bastian entró en tu mente-
Carla ya había dejado de llorar, y entonces se formó una sonrisa en su cara.
-¿Qué pasa Carla?- le preguntó Ariadne a la pequeña.
-Usted me dijo que no podía devolverme algo con lo que no había nacido, pero vio una imagen que yo había visto, vio como me quitaron la vista, entonces puede hacer algo para ayudarme a recuperarla, ¿Cierto?-
-Estas en lo correcto, pero al igual que antes, tienes que esperar un tiempo, pero esta vez deberá ser más, porque no lo haré con Bastian, él no puede ayudarme en este caso.- Ariadne se queda en silencio un largo tiempo, luego vuelve a hablar -Yo creo que en unos años voy a poder hacer algo, en ese tiempo voy a enseñarte lo mismo que le enseñé a Bastian para que no volviera a aparecer el escudo alrededor de él.
Y así fue, fueron pasando meses tras meses y cada vez Carla aprendía algo más para no hacer que la barrera volviera. Llegó el cumpleaños de Carla, cumplía trece años y ya llevaba más de un año viviendo con Ariadne y Bastian, a los que veía como su madre y un hermano, un padre o hasta un abuelo, pero en fin, tenía una familia con quien pasar su cumpleaños, no le importaban regalos ni tortas, solo quería una familia.
Ese día Carla lo pasó practicando con Ariadne la forma para recuperar la vista y hubo un momento, un par de segundos en que sus ojos vieron un poco de luz y de color. Eso significaba que ya estaba casi lista, solo faltaba que Carla volviera a poner ese campo de fuerza alrededor de ella para que pudiera sacarlo sola y eso sería dentro de cuatro meses más.
A todo esto Carla ya había aprendido a controlar sus emociones para hacer que la barrera no volviera e iba aprendiendo de los poderes de Ariadne pero nunca pudo aprenderlos totalmente, lograba hacer algunas cosas pero se deshacían fugazmente y con Bastian jugaban y hacían cosas muy hermosas, como hacer que una flor crezca más rápido o que tuviera muchos colores, esto hasta que llegó el gran día… este era el día en que Ariadne intentaría devolverle la vista, así que llamó a Carla, y pidió a Bastian que se quedase en casa, cuidandola, aquí Bastian cambia su cuerpo para parecer una persona de unos 40 años.

Ariadne se llevó a Carla a un lugar muy especial, apartado y silencioso; aquí Carla podría realizar lo que le faltaba para que Ariadne intentara devolverle le vista.
-Muy bien Carla, llegamos-
-¿Dónde estamos?-
-En el mismo lugar donde Bastian aprendió lo que tu vas a hacer ahora- dijo muy serena Ariadne -Quiero que pienses en algo que te haya hecho mucho daño, algo que te haga sentir muy triste y  querer tener un campo de fuerza a tu alrededor-
-Pero tu misma me enseñaste a controlarme, para que no volviera ese campo-
-Ya lo se- dijo Ariadne- pero es lo que necesito que hagas para que lo controles completamente y hagas que aparezca o desaparezca a tu voluntad, al igual que Bastian, eso me dará la seguridad de que podrás controlarlo y podrás aguantar lo que te voy a hacer sin que aparezca el campo, ¿entiendes o no?- le dijo Ariadne a la niña perdiendo un poco la paciencia -Prometiste que me dejarías hacer todo lo posible por ayudarte y eso voy a hacer, así que hazme caso y haz lo que te digo, haz que ese campo aparezca.- Ariadne le hablaba muy fuerte, la retaba apropósito para que se le hiciera más fácil a Carla aparecer el campo alrededor de ella.
Y así fue, Carla había hecho aparecer ese campo que crecía paulatinamente.
Ariadne la veía fijamente y ahora le gritaba
-¡Carla, ahora contrólalo, haz que deje de crecer!- así lo hizo Carla -¡Muy bien, ahora desaparécelo!- y con un grito Carla hizo que el campo de fuerza regresara a su cuerpo.
-¡¡Lo hice!!- gritó Carla al aire y cayó desmayada, pero al poco rato despertó y se puso de pie, caminó hacia Ariadne y ella la abrazó.
-Estoy muy orgullosa de ti, lo lograste- le dijo Ariadne a la niña -Ahora en este mismo lugar, como me haz demostrado que puedes controlar el escudo, intentaré devolverte la vista, solo quédate allí parada y no te muevas, esto te va a producir dolor, así que no lo retengas; si te duele, grita muy fuerte.-
Carla asintió con la cabeza, se alejó de Ariadne y sintió que algo la rodeaba, escuchó algunas palabras que decía Ariadne en un idioma que no conocía y empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza, como si tuviera algo dentro que quisiera salir y empezó a gritar, gritaba con todas sus fuerzas, lloraba y se arrodilló, sentía que se iba a desmayar pero seguía gritando.
Mientras tanto, Ariadne estaba a unos veinte metros de ella, hablando en una lengua usada por unos pocos, solo los que la llegaran a entender podrían devolverle algo perdido a una persona, desde un simple objeto, hasta la vida. Ariadne tenía las manos extendidas en dirección a Carla mientras hablaba, alrededor de la niña había un escudo, pero no era el mismo, era distinto, tenía colores y unas especies de hilos rodeaban la cara de Carla y se posaban sobre sus ojos cerrados, eso fue durante unos veinte minutos, pero Carla ya no gritaba, solo estaba en silencio ahí, lo que le dio a Ariadne la señal para que se detuviese.
Cuando terminó, dejó a Carla por un rato para que se pusiese de pie, cuando lo hizo, le puso una venda en sus ojos para que la luz no los dañara y la llevó a casa y le dijo que descansara hasta mañana.

Al otro día Ariadne fue a ver a Carla que seguía durmiendo, no quiso despertarla pero la niña sintió pisadas y despertó de improviso.
-¿Quién es?- preguntó con la venda aun en sus ojos, asustada y sorprendida.
-Soy yo Carla- dijo calmada la señora -Vine a ver si estabas despierta para ver tus ojos, y saber como estabas después de ese día tan duro y doloroso para ti-
-Me siento mejor, eso si, en un momento sentí que me desmayaba pero escuchaba una voz y con la fuerza con la que gritaba se me hizo imposible hacerlo, quiero saber si resultó, si todo tu esfuerzo no fue en vano, sácame esta venda para que sepamos si resultó- decía emocionada la pequeña.
Ariadne aceptó hacerlo y muy lentamente le quitó la venda de los ojos a Carla, vio que tenía enrojecidos los párpados y unas pequeñas llagas alrededor, pero que rápidamente se curarían. Carla estaba ansiosa por saber si podía ver, cuando Ariadne le quitó la venda de los ojos sintió la luz del sol recién saliendo y los abrió lentamente. Vio a Ariadne, todos sus rasgos, su cabello castaño y largo, pómulos marcados y los ojos color avellana, lloraba de felicidad. Ariadne vio los hermosos ojos de Carla, color verde intenso que su pelo hacía más notorio, corto y oscuro, casi negro, su test pálida. Carla pidió ver a Bastian, él entró y la saludó y nuevamente habló dentro de ella.
-¿Cómo estás Carla?- le dijo -Que bellos ojos tienes, ¿Qué se siente ver?-
-Es como volver a nacer Bastian- le dijo muy alegre Carla -Estoy muy feliz, lo único que espero es que no sea un sueño, y si lo es que no despierte nunca, pero, me entró la duda- dirigiéndose a Ariadne -Si pudiste devolverme la vista, ¿Por qué no hiciste nada por devolverle el habla a Bastian?-
-Que te lo diga el mismo- le dijo la señora.
-Porque yo mismo le dije que no lo hiciera- le dijo Bastian a Carla -Si lo hubiese hecho, la habilidad que tengo de hablarle a la gente en su interior sería en vano, ya no serviría y no quiero que eso pase, si yo mismo aprendí esto no quiero perderlo por recuperar algo con lo que no nací, así que Ariadne no hubiese podido hacer nada-
-Lo siento Bastian, no sabía eso- dijo algo triste la niña.
-No importa Carla- dijo Bastian.

Luego de esto todos fueron a desayunar y Ariadne les comunicó que ese día ella y el joven le enseñarían cosas a Carla, cosas que ambos sabían y ella debía saber, así que irían a almorzar afuera para que no tuvieran que volver a la casa, y en el mismo lugar donde Ariadne hizo que Carla recuperara la vista, irían a enseñarle lo que tenía que saber para sobrevivir ante la sociedad.

Cuando llegaron al lugar, Carla se colocó en la misma posición que la primera vez, pero esta vez a su derecha estaba Ariadne y a su izquierda Bastian, y juntos hicieron una conexión entre ellos por unos lazos de luz que salían de sus manos formando entre ellos un triángulo isósceles donde el vértice principal era Carla. Ariadne le dijo que tratara de traspasar con la vista el cuerpo de Bastian, que vería una luz blanca a su alrededor y que cambiaría de color luego de un tiempo, debía concentrarse demasiado para poder hacerlo.

Para sorpresa de Ariadne, después de unos pocos minutos Carla le avisó que veía tal color, que extraño, se necesitaban al menos unos diez minutos para verlo y Carla lo había hecho en tan solo cinco. Sin salir de la sorpresa Ariadne le dijo a la niña que identificara esos colores y que enfocara todo a las sensaciones que sentía con tales colores; así lo hizo la niña, se relajó y relataba a Ariadne todo lo que sentía. Cuando se terminó esa práctica, Ariadne le reveló lo asombrada que estaba al saber que pudo ver el aura en tan poco tiempo, Carla estaba feliz.


Pasaron once años desde que Ariadne adoptó a Carla y en los cuales le fue enseñando todo lo que ella sabía, la hizo su aprendiz y solo le faltaba aprender una cosa, cambiar de forma. No para todos los mutantes es igual, algunos pueden convertirse en animales, otros pueden variar su forma física para parecer más jóvenes o más ancianos, en fin.

Volvieron al mismo lugar de siempre, pero esta vez Ariadne fue sola con la niña, ese era el día en que ambas iban a aprender en que se podía convertir Carla. Ese día Ariadne y Carla solo conversaron de algunas cosas, repasaron otras y esa noche Carla durmió afuera. Se quedó en un bosque a la intemperie, hacía frío y Carla solo pensaba estar en altura, en algún agujero en un árbol alto, así que después de mucha practica, Carla se concentró y pensó en ser un ave hasta que la cabeza le dolió y dio un grito… mas que un grito fue un chillido y ahí se dio cuenta de que se había convertido en una lechuza blanca, voló sin esfuerzo a un refugio en un árbol y pasó la noche. Antes de que saliera el sol bajó del árbol, se colocó bajo su vestido que estaba en el suelo y se vio a sí misma, luego se imaginó como humana de nuevo y volvió a ser una joven.
Estuvo pensando en lo que había pasado, y quería regresar a casa pero recordó que estaba demasiado lejos así que se imagino otra vez como un ave, y esta vez se transformó rápidamente, pero no en una lechuza, sino que en una pequeña loica y fue volando hasta su casa. Cuando llegó comenzó a cantar y Ariadne, que le fascinan las aves, salió a verla y la pequeña loica se paró enfrente de ella, Ariadne la tomó y la vio bien y se sorprendió con lo que vio ¡no era una verdadera loica!, había algo distinto en esta, no tenía el pecho de color rojo sangre, lo tenía tornasol, un hermoso tornasol con los colores del amanecer, los favoritos de Carla, ya que éstos fueron los primeros colores que vio al recuperar su vista y Ariadne empezó a hablar con la joven aun convertida.
-Así que una loica muy peculiar es la que tenemos aquí- dijo irónicamente -te vez hermosa con tus colores tornasol pequeña, ya es hora que vuelvas a tu cuerpo, entra y espera.
La pequeña ave entró a la casa y Ariadne le llevó una manta, con la que la tapó antes de que se convirtiera nuevamente en humana, la joven volvió y se cubrió con la manta para taparse (al convertirse en lechuza su vestido quedó en el piso, al volver a ser una ave, esta vez tan pequeña no pudo traer su vestido de vuelta).

Carla se vistió y Ariadne le dio la bienvenida, la joven emocionada le contó todo lo que había pasado. Los dos animales de Carla eran aves, una hermosa lechuza blanca como la nieve y una loica de colores tornasol como el amanecer. Con esto Carla le demostró a Ariadne lo que ella necesitaba…saber cuales eran sus verdaderas capacidades. Más tarde Carla aprendería a aparecer ropa en su cuerpo al transformarse y volver a ser humana.

Ya había pasado el tiempo necesario y ya era hora de decir la verdad: Ariadne le pidió a Carla que la acompañara a caminar…un par de horas después, llegaron a un lugar donde la pequeña jamás había estado, se sentaron en una banca a la sombra de un viejo roble, Ariadne le dijo a Carla que ella misma había plantado ese árbol…

-Carla- le dijo con voz melancólica a la joven -Te traje aquí para contarte algo muy importante…cuando Bastian me habló de ti supe que tu eras la indicada para seguir esto…él no logró lo que tu lograste, en todos los años que estuve con él, él no pudo aprender lo que aprendiste tu en tan poco tiempo… -Carla veía a Ariadne, mientras una lágrima caía por su mejilla -Estoy orgullosa de ti, mi pequeña, hasta tengo el placer de llamarte “hija”… - a Ariadne le temblaba la voz, pues tenía muy claro lo que pasaría cuando le dijese a Carla la verdad -¿Sabes?, no creí encontrar a la persona indicada para esto, pero ya es tiempo. Carla, te traje aquí para contarte la verdad…una verdad muy dolorosa para mí…yo también viví en un orfanato, y también me adoptaron…y hace más de 300 años, hicieron lo mismo que yo estoy haciendo contigo. Carla yo te adopté porque supe que tu ibas a ser mi aprendiz…te enseñé todo y más de lo que le enseñé a Bastian y ya es tiempo… Carla, me enorgullezco de decirte que desde ahora eres mi sucesora, llevarás el apellido Wolf y vivirás hasta que encuentres a un sucesor…mi tiempo ya se acabó y debo descansar.

Carla lloraba por lo que Ariadne le estaba diciendo, ella no quería que se fuera.
-Ariadne…no puedo permitir que te vayas…-
-Pero si no me iré mi niña…siempre estaré en ti- la abrazó y le tomó las manos -Ahora quiero que te concentres…vas a sentir que una energía te recorre el cuerpo…cierra los ojos-
Así lo hizo Carla mientras Ariadne le traspasaba el don…aquel don que retrasa la muerte…el don de la eterna juventud, con el que Carla se vería por mucho tiempo como una joven de 25 años. Carla se sentía rara, quería abrir los ojos pero obedeció a su maestra.
Lentamente Ariadne se fue desintegrando…lentamente se convertía en polvo…Carla ya no sintió las manos de Ariadne, se preocupó y no aguanto abrir los ojos…cuando los abrió el roble había desaparecido y Ariadne ya no estaba, así, a la edad de 362 años, Ariadne descansará. En su lugar, la mujer dejó una semilla y la joven entendió que tenía que plantarla y cuidarla…ya era de noche y Carla se despidió de Ariadne...y un lobo aullaba a lo lejos.

Cuando Carla llegó a casa Bastian la esperaba…como siempre le habló en su interior.
-Buenas noches, señorita Carla Wolf- le dijo su compañero con alegría.
-Buenas noches Bastian-
El joven ya lo sabía todo, pero no estaba molesto con ella, es más, se alegraba de que ella hubiese sido capaz de llegar a hacer lo que él no pudo, eso demostraba su potencial. Ambos siguieron viviendo en aquella hermosa y gran casa que ambos habían construido.


Ya pasaron varios años…Bastian murió a la edad de 193 años…Ariadne le había dado un poco de vida extra, cuando él era pequeño.
Una mañana Carla iba caminando por un bosque cuando se topó con un zorro; lo miró a los ojos, el zorro hechó a correr y Carla lo siguió, parecía que quería mostrarle algo…en un momento lo perdió de vista, así que se convirtió en la pequeña loica, lo siguió por el largo camino hasta que llegaron a un lugar… un lugar familiar para Carla; volvió a su forma humana (ya había aprendido como hacer para volver a ser humana y estar vestida) y se encaminó al lugar. Entró y una señora la atendió, ella observó a un grupo de niños jugando y a un pequeño apartado, jugando a mover unas canicas…pero él no las tocaba, Carla se acercó a él.
-Hola, ¿Cómo te llamas?- le preguntó al niño.
-Lázaro, mucho gusto-
Carla quedó impactada al darse cuenta de que el pequeño no movió la boca para hablar…él habló en su interior.
-Hola Lázaro...ven conmigo- le dijo tiernamante y le tomó la mano.
Carla le informó su decisión a la rectora del orfanato (el mismo en el que estuvo cuando niña) y se llevó a Lázaro a casa. Al llegar, le pidió al pequeño que se sentara en el mismo sillón en el que ella se había sentado el primer día que llegó.
-Bueno Lázaro- le dijo Carla -Voy a presentarme ante ti como quien realmente soy…mi nombre es Carla Wolf…tengo 238 años...y como tú, soy una mutante.........

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