Cuando le preguntamos a una persona: ¿porque estas mal?, la respuesta mas frecuente es: “no lo sé” o “no quiero hablar de eso”, aunque para nosotros, que quizás seamos muy amigo de la persona que se encuentra mal, sentimos que muy en el fondo le pasa algo. Yo como escritor de esta narración les hablaré en detalle de ese “algo” y trataré de llegar al punto donde se inicia el problema de la persona.
En la vida de una persona normal, el amor, es algo que llega sin previo aviso, aunque también existen personas que lo buscan con mucho esfuerzo y aún así no lo consiguen. Ese es el caso de la siguiente persona la cual intentó incansablemente de encontrar el amor, sin resultado alguno.
La vida de esta persona era como cualquier otra: sin problemas en el colegio, notas excelentes desde pequeño, y sin tomarle mucha importancia al amor, sin saber que sería algo que afectaría considerablemente su vida. Hasta séptimo básico todo era normal, lo que él no sabía es que alguien sentía cosas por él; el asunto es que él sentía las mismas cosas, pero por otra persona. Al enterarse de que esa niña lo quería, no supo como reaccionar, pues nunca había recibido cariño de otra persona que no haya sido su familia. Él estuvo con la chica un tiempo considerable, pero finalmente se separaron porque él no supo como recibir de buena forma el cariño que le era entregado.
El joven desde octavo básico hasta inicios de primero medio no supo de amor, aunque en su inconsciente, este sentimiento se iba convirtiendo en algo muy malo, que tendría consecuencias desastrosas en su vida. A mediados de año, cursando primero medio, ocurrió un suceso interno en él… el amor estaba volviendo y estaba ganando un espacio en su vida, lo cual era malo de cierta manera. Desde ese entonces él fue “feliz”, o por lo menos aparentaba serlo, pero con la contradicción de que él no sabía que lo estaba aparentando. Al transcurrir el tiempo, el odio y el dolor aumentaban en él sin que lo supiera, durante ese tiempo sufrió mucho y cada vez se daba más cuenta lo que realmente estaba sintiendo. Al joven le provocaba mucho dolor ver a parejas, y siempre se decía dentro de si: “porque ellos pueden ser tan afortunados y yo no”, y consecuentemente le bajaba los ánimos, lo que le hacía sentirse muy mal.
Pasando el tiempo ese dolor que sentía por el amor, fue convirtiéndose en algo mucho peor… en odio. A él le fue negado muchas veces el amor, sin saber porque, lo que le hacia deprimirse por dentro cada vez más. El chico nunca demostró ese dolor y odio que guardaba en su interior porque temía no poder controlarlo si es que llegara a salir. Desde el la mitad de segundo año de enseñanza media esas dos terribles emociones salieron simultáneamente produciéndole al joven una amargura tanto por dentro, como por fuera de él.
Cada vez que aparecía una de las emociones, aparecía la otra, lo que dejaba al joven en la nada absoluta. Con el tiempo aprendió a distinguir entre estas dos emociones y como controlarlas, en cierta forma. Todas las personas que eran sus amigos le hacían la misma pregunta con que se inició esta narración, y el joven les respondía de igual forma que en el inicio. El joven de antes se había ido para no volver más… el chico de antes era muy enamoradizo, inconscientemente buscaba una forma de expresar el cariño que nunca tuvo, y que cuando lo tuvo no lo supo aprovechar.
Muchos de sus amigos intentaron hacerle entrar en razón, pero sus esfuerzos eran en vano. A fin de cuentas el joven vivió desde ese entonces esperando el amor que, según él, nunca llegaría a su vida.
Lo que no sabía este joven, Ignacio, es que en el momento que menos esperaba, una niña, Diana lo encontraría en el camino de su vida…
En un paseo organizado por la institución en donde estudiaban ambos, viajaron a un bello lugar, El Salto del Laja. Fueron por unos 6 días, y en el primero de ellos Diana vio a Ignacio, caminando solo…ella se le acercó, le habló con alegría y un tono de amistad y sinceridad, Diana vio el aura del joven y se dio cuenta que sufría mucho, sin siquiera conocerlo, supo sus intenciones…Ignacio había aceptado el viaje para acabar con su vida…todo su sufrimiento, todos sus deseos frustrados lo tenían muerto en vida y Diana no podía permitir que se matara…ella sentía que tenía un deber con él, sin mencionar que apenas vio al joven sintió cosas por él, y se preguntaba si él sentía lo mismo por ella, una total desconocida.
Con lo osada que era, la joven empezó a rozar sus manos con las de Ignacio, él no sabía porque lo hacía…se sentía raro…una sensación familiar. Llegó un momento en el que Diana tomó levemente la mano de Ignacio, y éste entrelazó sus dedos con los de la niña,
Ignacio no sabía que hacía, pero no quería soltarla…sentía que si lo hacía,
moriría.
Luego de un tiempo, en el atardecer,
los dos amigos se quedaron hablando de sus vidas…Diana supo de los labios de Ignacio lo que ya sabía por su aura. Terminaron de conversar, Diana como era más bajita que Ignacio se colocó sobre una raíz sobresaliente de un árbol cercano, sin quererlo quedó justo en frente del rostro de Ignacio, se miraron fijamente, no hablaron más y muy lentamente se iban acercando el uno al otro. Diana sintió la respiración de Ignacio, quien posó sus labios en los de ella…no pasaba el tiempo…una alegría tremenda se apoderaba del joven…sentía que su vida y su alma volvían a él… se separaron, Ignacio abrazó a Diana…colocó su cabeza en su hombro, Diana también le abrazó...un momento después, la joven sintió un sollozo, era Ignacio…le preguntó que le pasaba, él solamente pudo contestar que estaba feliz, muy feliz…
Ese día Ignacio supo que volvió a la vida, gracias a Diana sigue en este mundo, junto con ella…lo que el joven no se imaginaba, eran todas las cosas que llegaría a hacer, por el amor que sentía hacia la joven…se que cuando “Ignacio” lea esto…sabrá de lo que estoy hablando.
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